.............Directiva de Ex-Alumnos...............

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Juan Carlos Muñoz, Patricio Dekovic, Hugo Rueda, Wilma Hidalgo, Enrique Ibarra, Hermann Mondaca

20 septiembre, 2007

Jueves 20 de septiembre de 2007

El octavo pasajero

Los últimos hechos que han conmovido la vida política regional nos motivan a escribir estas líneas. La política tiene distintos significados, sin embargo, el término se puede entender como la actividad de quienes procuran obtener el poder, retenerlo o ejercitarlo con vistas a un fin. Desde una perspectiva moral, la política debe ser vista como una de las actividades más nobles del ser humano cuando está enfocada a una labor de servicio hacia los demás, al servicio del pueblo o a toda la gente. Del griego (políticos) se refiere "al ciudadano o civil, del reordenamiento de la ciudad".

Por otra parte, los negocios son la actividad humana encaminada a hacer producir los recursos para incrementar las riquezas personales o de una sociedad privada de manera lícita. Cuando se unen ambas actividades la política y los negocios en una relación de maridaje estamos en presencia de un octavo pasajero depredador, que es la corrupción. La corrupción política es el mal uso público del poder para conseguir una ventaja ilegitima, constituida al amparo del secreto y pensada en forma premeditada.

Cualquier forma de gobierno -comunal, regional o nacional- es susceptible de la corrupción política y las formas de corrupción pueden variar, algunas son el soborno o cohecho, el fraude, la malversación o el nepotismo, todas ellas constitutivas de delito y por tanto quien delinque puede ser considerado un delincuente, cuando la ley lo comprueba. La corrupción facilita a menudo otro tipo de hechos criminales como el tráfico de drogas, lavado de dinero y las nuevas formas de esclavitud humana la prostitución y el tráfico de personas.

El término opuesto a la corrupción política es la transparencia. Por esta razón se puede hablar del nivel de corrupción o transparencia de una sociedad o estado. El nivel de combate a la corrupción surge desde la acción de la propia sociedad y evidencian el desarrollo de éstas. Nueva Zelanda, por ejemplo, que tiene altos índices de desarrollo humano y cultura, la corrupción es menor.

Los remedios para esta enfermedad son sólo dos: la transparencia y el control ciudadano. Los actores deben ser lo ciudadanos y también la empresa privada en su conjunto, pues la acción de un privado puede comprometer la honra de otros.

Confiamos que los ariqueños y la empresa privada fomentarán la transparencia y el próximo año cuando haya que elegir las nuevas autoridades comunales exigirá y votará por la probidad, por la transparencia y por liderazgos que ennoblezcan la actividad política y fortalezcan la moral ciudadana. Solo así lograremos destruir al octavo pasajero, evitando que se apodere de la nave, que pudiera terminar destruyendo los cimientos morales de la sociedad ariqueña.

Hermann Mondaca Raiteri

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